miércoles, 13 de junio de 2007

El camino a seguir

Hoy finalizo la serie de artículos sobre las elecciones empezada tras los pasados comicios.

El PSOE ha pasado en muchos sitios dificultades, llegando a perder por número de votos partiendo de una victoria, pírrica eso sí, en las pasadas elecciones. Pero, sorprendentemente, ha ganado en un sitio en el que llevaba gobernando durante años, y ha aumentado su ventaja de manera espectacular: en Extremadura.

Sorprende que tras tantos años en el poder, el PSOE suba votos y recupere ciudades importantes como la capital de la región. Además, es una región teóricamente perjudicada por los estatut(o)s y del creciente poder de Cataluña. Sorprende también a aquellos que se quieren apropiar de España, que haya obtenido una sonada derrota en una de los regiones más españolas que hay.

Sin embargo, todo tiene una explicación: la campaña realizada por Fernández Vara. Una campaña cercana, dónde ha hablado con toda la gente: no sólo mitines ni comidas y ruedas de prensa, si no, hablar de verdad, y con las personas. Se ha pateado todos los pueblos y ha hecho una campaña dónde sólo ha hecho propuestas y lo más importante, ni ha criticado ni hablado del PP, y sobre todo, ninguna alusión al terrorismo ni a De Juana Chaos.

Pero el resto de España ha sido otro cantar. Porque diga lo que diga el presidente del Gobierno, sólo aparecerá en las noticias y en los titulares lo que diga sobre el terrorismo o De Juana, porque la agenda política en este país, la marca el PP, y todos los medios le hacen el juego, incluso aquellos que le son poco afectos.

Por eso, no debe de hacer ninguna mención al terrorismo ni a las acusaciones que tratan de desestabilizar el Gobierno, y cuestionan la democracia cuando no les es favorable. Porque debe de hablar de como va la economía, el empleo, la Ley de Dependencia, los proyectos que quedan por hacer, de llegar de una p... vez al 0'7%, de logros sociales y de políticas de izquierdas que benefician de verdad a la gente. Y acercarse a la gente, no digo que vaya a cada pueblo (eso es imposible salvo en territorios reducidos), pero sí que se muestren como políticos cercanos y que se preocupan por lo que de verdad importa: los accidentes de tráfico, acceso a la vivienda, accidentes laborales, calidad de vida, calidad de empleo, y esas cosas que son las que de verdad llegan a los ciudadanos.

martes, 5 de junio de 2007

Retos de futuro

Las pasadas elecciones proclamaron un claro y único vencedor en Extremadura, Guillermo Fernández Vara, o como el prefiere que le llamen, Guillermo.

Las urnas hablaron, y lo hicieron para confiar masivamente en Guillermo Fernández Vara y con un amplio respaldo social. Ha obtenido un amplio respaldo social, y tiene de su parte, en la actualidad, el apoyo del empresariado, las clases obreras, los sindicatos, la patronal, los pequeños agricultores y el medio rural, e incluso, las clases medias urbanas. Ha subido dos diputados y goza de una amplia mayoría en la Asamblea, y su partido gobernará en la mayoría de las localidades importantes de la región.

Quizás sea porque Guillermo se ha pateado toda Extremadura y le han conocido personalmente mucha gente, no como a Floriano dónde apenas nadie le ha visto fuera de los mitines, en los que ni siquiera hablaba de Extremadura, y en menor medida a Casco, que también se le ha visto poco pero desde luego más que a Floriano. En parte también porque durante la campaña ha parecido que era el único con ganas de ser presidente.

Pero esta amplia mayoría no debe de hacer pensar que todo el mundo este feliz y contento y Extremadura vaya bien. No, es un voto de confianza, pero no un cheque en blanco. Hay muchas cosas que funcionan mal en esta región, y deben cambiarse. No hay que quedarse en el conformismo, sino regenerar la región.

Muchas son las tareas que quedan pendientes y aquí van algunas de ellas.

El paro, digan lo que digan, es terriblemente alto y se ha estancado en un 17%, más propio de países del Este y del Tercer Mundo, que de una región moderna y desarrollada. Desengañemonos, debemos olvidarnos del surrealismo de las teorías sobre nuevas tecnologías de Ibarra, y hacer una política seria de I+D, aunque a esto ya le dedicaré un artículo en próximas fechas.

Además, hay que crecer económicamente más que España, pero mucho más, para reducir las diferencias con el resto de España que últimamente se han mantenido bastante estables. Y no nos engañemos eso es malo para Extremadura. Cierto es que el modelo de crecimiento económico es el más equilibrado, con menos inflación y un comercio exterior positivo al contrario que el resto de España, pero debemos seguir creciendo en economía, empleo y productividad.

Hay que atacar también la calidad del empleo, baja, ilegal en muchas ocasiones, con salarios por debajo del mínimo o al mínimo legal y sin dar de alta a los trabajadores en muchas ocasiones, y con horarios infinitos, consecuencia de las pocas, poquísimas oportunidades de empelo en la región. Y lo digo yo que con una licenciatura, un master, dos idiomas, he estado buscando trabajo seis mese y ahora tengo un trabajo que cobro 650 euros y con un horario que no me da tiempo para nada.

Además, todo sistema que se perpetúa acaba corrompiendóse, y en la actualidad el clientelismo ha entrado en el sistema, y la entrada en la todopoderosa Junta depende más de las relaciones que de los méritos. Y eso es especialmente grave en una región dónde nada pasa sin que la Junta lo sepa. Es importantísimo limpiar este entramado de amiguismo y clientelismo y hacer que prevalezca el mérito, la cualificación y la capacitación sobre cualquier otra consideración.

Hay que combatir la pobreza, la marginación y la inseguridad que azota en los barrios de las grandes ciudades extremeñas, en especial, Mérida y Badajoz con independencia del color político que gobierne en estos municipios, y hacer una verdadera política de izquierdas. Es necesario, amigo Guillermo, promover el civismo porque en ello nos jugamos nuestro futuro y el de nuestras ciudades.

Y finalmente, si queremos que Extremadura salga adelante, debemos cambiar el modelo productivo de uno rentístico-subvencionista, modelo irreal e insostenible, dónde sólo importa si te dan subvención o no, por un modelo económico-productivo, dónde lo importante sean los beneficios y se decida si invertir o crear una empresa en función de la rentabilidad y el beneficio, como se hace en el resto del mundo. En esto, más que en nada, Extremadura se juega su futuro y dejar de ser una región pobre con miedo a perder subvenciones a una región desarrollada y competitiva,

Queda mucho por hacer, y no hay que ser como los dirigentes asentados del partido, que no aceptan las críticas. Hay que modificar el rumbo y hacer una nueva estrategia para una nueva época. Es el momento de Extremadura si lo sabemos aprovechar. Guillermo, has obtenido un inmenso respaldo de los ciudadanos, usalo para llevar el progreso a Extremadura o perderemos el último tren. Como ya le dijo el pueblo español a cierto Presidente del Gobierno: ¡No nos falles! Es todo lo que esperamos de ti.

lunes, 4 de junio de 2007

Sin oposición

Hoy escribo un nuevo artículo sobre las pasadas elecciones, pero esta vez centrandóme en los resultados extremeños, dónde se ha producido la extraña paradoja de lo que no suele pasar en las elecciones, que esta vez no solo no todos han ganado, sino que casi todos han perdido.

El PP se ha quedado muy lejos del PSOE, y pese a subir, ha tenido una subida tan tímida que apenas se ha notado. Después de 8 años de Floriano, el PP está peor que antes. Y peor aún han sido las municipales.

Izquierda Unida, en su coalición con el SIEX ha perdido la presencia en las instituciones, abandonando la Asamblea de Extremadura, y perdiendo a un tercio de su electorado. Estas derrotas se han hecho sentir de manera mucho más liviana en las municipales.

El IPEX, ha pasado sin pena ni gloria, pese a sus grandes esfuerzos en ciertas localidades, cómo por ejemplo, Villanueva, dónde ha obtenido tras una campaña incesante un resultado paupérrimo. Al igual que los partidos independientes aglutinan el voto en función del candidato pero como partido no ofrecían ningún proyecto sólido.

Pero el gran triunfador de la noche fue, sin lugar a dudas el PSOE de Fernández Vara, que arraso literalmente a sus rivales. Además, el PSOE salió reforzado en las ciudades, que hasta ahora eran territorio vedado para el PP.

Estas elecciones han supuesto el fin de la dicotomía pueblos PSOE - ciudades PP. El PSOE ha conseguido la mayoría absoluta en Mérida y Almendralejo, una aplastante victoria en Villanueva de la Serena (dónde el PP extrañamente no ha hecho campaña), y puede gobernar con el apoyo de IU en Trujillo, Miajadas y Zafra, dónde IU tiene una posición decisiva, además de Plasencia y Cáceres que está en el aire, pero las cosas pintan bien para ellos. Los bastiones del PP han caído como un castillo de naipes. El PP mantiene solamente Badajoz y Don Benito pero ha perdido sus grandes bastiones, en una derrota sin paliativos.

Mención aparte merece Villafranca de los Barros, el PSOE ha obtenido una mayoría bastante abultada. Aunque desde mi punto de vista, la refinería no ha influido en las decisiones de los votantes ni para bien ni para mal.

Lo más triste ha sido el derrumbe de una Izquierda Unida que no ha conectado con el pueblo que dice representar y un Víctor Casco poco conocido aunque valorado según parece, pero que no ha sabido articular un discurso coherente más allá del Refinería NO, Térmicas NO y su negativa a las industrias extremeñas.

El PP ha perdido una gran oportunidad histórica, y Floriano no ha sido más que la sucursal de Rajoy en Mérida, sin otro argumento que la lucha contra ETA como principal prioridad para el desarrollo de Extremadura. Nunca más volverá a tener una campaña tan fácil y ha obviado su gran oportunidad.

El PSOE, y en particular, Fernández Vara, parece que ha sido el único que ha visto la importancia del momento histórico para Extremadura y los ciudadanos así se lo han reconocido. Porque si en una región con tantos problemas como nuestra región, a Floriano sólo se le ocurre criticar la política antiterrorista de Zapatero como eje de su campaña, o bien ha perdido el norte o nadie le ha dicho que estas elecciones se trataba de Extremadura.

Y así, han caído toda la oposición al gobierno uno tras otro, dimitiendo sucesivamente los líderes del PP (Floriano), IU (Casco) y SIEX (J.A Jiménez). Quizás porque se hayan dado cuenta de su error histórico. Desde luego, es digno de admiración, que reconozcan su culpa en la derrota. No han sabido ver el momento histórico de la región, pese a que les pasaba por delante de las narices. Tanta paz dejan como tan poca gloria se llevan.

Hay quién dice que en la Extremadura de hoy la oposición está hecha a la medida de los gobernantes de los últimos 25 años, y desde luego, no se imagina uno otra oposición menos coherente y extraña a la región que la que hoy tenemos o, mejor dicho, no tenemos.