sábado, 29 de septiembre de 2007

¿Crisis inmobiliaria? Una bendición para España

Cada vez se oyen más señales de que el boom de la burbuja inmobiliaria se está acabado. Años quejándose de que suben los precios de la vivienda en España y de todos sus efectos y cuándo por fin parece que si no se va a acabar, al menos, si se va a contener el aumento de los precios, todo el mundo se lleva las manos a la cabeza.

El boom inmobiliario, si bien es cierto que ha contribuido de manera muy importante al ritmo del crecimiento continuado que ha situado a España por fin a niveles europeos, la ha puesto en el centro del mapa de la corrupción urbanística, se han destruido parajes increíbles, se han desprotegido parques y se ha inundado el país de pisos y bloques por todas partes. Y todo ello, con precios creciendo exponencialmente e hipotecando a toda una generación.

Además, ha tenido efectos perversos sobre la economía. Pese a que ha contribuido sobremanera al crecimiento también ha hecho que España se convierta en una economía del ladrillo, dónde la productividad se ha visto mermada y ha perjudicado la competitividad de las empresas españolas, salvo las constructoras, y el dinero ha abandonado la inversión productiva hacia pisos vacíos en espera de su posterior revalorización y reventa, en vez de crear empleo y riqueza.

En definitiva, ha beneficiado a un gran colectivo empresarial, los promotores-constructores, y a una inmensa cantidad de empresas de sectores afines, como las inmobiliarias y sus financieras que han proliferado por doquier.

El resultado de la hipotética crisis, que aún está por ver hasta que punto llegará, pondrá remedio o, al menos, un poco de luz, a una situación irreal y absurda dónde se construía mucho pero se demandaba más y más caro y ha empobrecido a parte de las clases medias empeñadas en viviendas muy por encima de sus posibilidades.

Se seguirán produciendo casas como rosquillas de hecho ahora mismo se producen en España más casas que en Francia, Alemania y el Reino Unido juntos, y el 40% de las que se hacen en Europa. Con la crisis, en el peor de los casos, se fabricarán “sólo” más que en Alemania, un país con el doble de población y un nivel socio-económico bastante por encima. Se harán porque España es un país que tiende a gastar en casa propia a casi cualquier precio y se seguirán vendiendo muchísimas casas.

Al disminuir la actividad desaparecerán empresas, obviamente, pero serán aquellas que no tenían ni una idea clara del negocio ni aportan nada sustancial o son ineficaces e ineficientes, simplemente su actividad se basaba en un sector que crecía exponencialmente y por tiempo ilimitado la demanda y el precio, una situación idílica en cualquier sector. Con esas circunstancias, es muy difícil que una empresa cierre. Seguiremos teniendo muchas inmobiliarias a nuestro alrededor, pero no estaremos rodeados.

En mi opinión, España superará la crisis, o mejor dicho, la corrección en los mercados y, en el sector lo hará de forma mayoritaria, si las Administraciones invierten en las infraestructuras necesarias (ojo, sólo las necesarias) y el mundo de la construcción se adapta a una situación en la que no les sale todo a pedir de boca.

Y para la mayoría, si bien no creo que baje el precio de la vivienda, no subirá de forma tan bestial. En definitiva, esta crisis perjudicará sobre todo a las empresas que han ido al dinero fácil, y esperemos, haga reducir la corrupción en este país. Ya está bien de que ese 10% se enriquezca a costa de prácticamente de todo el resto de la gente.

Por eso, esperamos con afán que llegue la tan cacareada crisis inmobiliaria y que vuelva un poco la racionalidad a este país. Y a ver si de una vez estalla la maldita burbuja.

viernes, 21 de septiembre de 2007

2.500 Euros. No la solución, pero sí una buena ayuda

Hola, ¿qué tal? Hace ya bastante tiempo que no escribo en este blog, así que disculpadme por el retraso, pero como de costumbre he estado bastante liado.

Hoy escribo en referencia a un asunto que salió hace no demasiado tiempo y que todavía esta de candente actualidad, la ayuda de 2.500 € por hijo, que tanta cola ha traído.

Se han oído muchas voces críticas con la medida y a veces contradictorias de la misma fuente, como que es escasa y que es un gasto enorme para las arcas del Estado. También hay, ahora parece que opinión mayoritaria en el Parlamento, quién dice que debería ser retroactiva hasta el 1 de enero de 2.007.

En primer lugar, quiero decir que toda medida que ayude a las familias y a la natalidad es positiva. Hasta ahora, había ayudas en el primer, segundo y tercer año a quienes tuviesen hijos, y después ayudas para estudios y una serie de ventajas fiscales. Pero, las ayudas a las familias obviaban un detalle muy importante: al nacimiento del hijo le sigue un volumen de gasto importante que hasta ahora no era tenido en cuenta por las ayudas oficiales. Con esta medida, se equilibra la ayuda conforme al gasto periódico de los padres.

Segundo, si el objetivo es aumentar la natalidad, es absurdo hacer esta medida con carácter retroactivo, y más hasta principios de año, lo cual no afectará a la futura natalidad de estos padres más que de otros.

Finalmente, también hay quién dice que la cantidad es insuficiente e incluso, alguno dice que no compensa tener hijos con una cantidad tan pírrica. Parte de razón tienen pero es que esta medida no tiene por destino hacer que cuidar los hijos sea gratis, sino facilitar a los padres que puedan llevar mejor los primeros gastos del bebé y ayudar a que suba un poco la natalidad en este país.

Aunque gracias a los últimos acuerdos, esta medida se ha flexibilizado para ayudar a las clases con más dificultades: familias monoparentales, con disminuidos psíquicos y familias numerosas. La idea de aumentar en 1.000 euros más a estas familias me parece un gran acierto, ya que un gobierno que se precie de ser socialista tiene que ayudar más a quién más lo necesite, aunque haya sido una enmienda y no la idea original, que es lo más reprochable.

Hay que decir que para que esta medida sea efectiva el procedimiento debe de ser ágil y el cobro rápido para que los padres puedan hacer frente a los primeros gastos con el cheque-bebé.

No es la solución a sus gastos, pero si una ayuda a aquellos que se decidan a tener hijos.