viernes, 10 de abril de 2009

Patxi López en la encrucijada

El PSE - Partido Socialista de Euskadi, ha conseguido representar la centralidad política en los últimos años en Euskadi (País Vasco), algo extremadamente díficil en una región en lo antagonistas que son la izquierda "abertzale" y los españolismos más fundamentalistas, en base a su autonomismo moderado, al representar por un lado el "españolismo moderado" y por otro ser un autonomista convencido.

Estos dos alas del PSE son su eterno problema y su gran debilidad, el optar por una postura posibilista para moderar los nacionalismos o el adoptar una postura unitaria no nacionalista.

Y si alguien representa esas dos alas del PSOE, es sin lugar a dudas Patxi López, un conciliador en si mismo hasta en su propio nombre, uniendo el nombre más prototípicamente vasco con un apellido muy español, fruto de la inmensa cantidad de emigrantes españoles que hay en el País Vasco.

Esta situación, le hacía particularmente díficil, ver que aliados escoger para gobernar Euskadi, y hacer de él un territorio de libertad: las dos alas del PSE enfrentadas, su eterno problema y su gran debilidad, el optar por una postura posibilista para moderar los nacionalismos o el adoptar una postura unitaria con el Partido Popular no nacionalista.

Ante esto, Patxi López se hallaba entre dos opciones:

1) Aliarse con los nacionalistas que comparten ciertos puntos de vista sobre la realidad de Euskadi pero se desplazan fácilmente a la radicalidad y los guiños al entorno de Batasuna, y podría ser considerado traición por parte de su electorado.

2) Aliarse con el eterno enemigo, el némesis socialista, que representa el Partido Popular, uniforme en todas las regiones que refleja desde la moderación de centro-derecha liberal hasta las posturas más extremas y cavernícolas de la vieja derecha rancia, que además son sus máximos dirigentes, pero que comparte la preocupación por un escenario de normalización de la vida política y su preocupación por el respeto a las víctimas del terror en el País Vasco, lo cuál se consideraría una traición aún mayor.

Al final, Patxi López se decantó por girar a la derecha en vez de subir al monte a buscar nacionalistas (nunca sabes que nacionalistas te vas a encontrar).

De esta forma, Patxi López podrá buscar nuevas vías de encuentro, avanzar en la profundización de la democracia en Euskadi, acabar con las paranoias del RH+ o la superioridad del vasco sobre el español e intentar crear una sociedad libre y justa y extender nuevos espacios de libertad allí dónde los vascos con independencia de su ideología puedan actuar, para que se extienda el mensaje socialista y no nacionalista por las zonas rurales, allí dónde Batasuna se hace fuerte.

Pero debe tener cuidado, como todo aquel que tiene un lobo cerca de sus ovejas, para no escorarse demasiado al no nacionalismo, defender sus principios y convicciones, no encabronar a los nacionalistas moderados que le han llevado a Ajuria Enea y atar en corto a sus socios para que no salgan en desbandada, se vayan ni les obliguen a comulgar con ruedas de molino.

Pero las razones son evidentes para pactar al PP, aún a riesgo, que deberá ser controlado de lo que eso suponga en sus electores de Euskadi, Cataluña y el resto de España para el PSOE, sobre todo las zonas que le dieron la victoria en las pasadas elecciones, y es sobre todo el llegar a zonas rurales dónde pervive el último reducto de franquismo sociológico respecto a la libertad.

Véase Un día de elecciones con Manolo "El Farias"

¡Suerte Patxi! España, el socialismo, la libertad, pero sobre todo Euskadi necesitan que la tengas.

La desfachatez era esto (Marianico el corto)

Italia en decadencia

El país transalpino, la República de Italia, en otro tiempo admirada por sus maravillas artísticas, su buen gusto, su alta costura, su alegria de vivir y sus Ferraris, es hoy un país cuya estela se apaga cada día más y pierde importancia internacional a pasos agigantados.

El país se encamina en una carrera a la autodestrucción. La Mafia cada día es más poderosa, y ha pasado de ser un teórico recuerdo del pasado, a ser la espina dorsal de la economía al sur de Nápoles. El Calcio ha pasado de ser la mejor liga del mundo a un nido de corrupción y partidos amañados dónde sus equipos cada vez pintan menos en Europa. Las doctrinas religiosas se imponen cada día más a la voluntad de la ciudadanía, y no existe otra opción política en Italia que pertenecer a su dueño y señor, Silvio Berlusconi.

El complicado sistema electoral italiano, basado en una multiplicidad de partidos y en socios de gobierno desleales que se venden al mejor postor, ha caracterizado la democracia italiana, haciendo imposible acometer las reformas estructurales necesarias en un país dónde los gobiernos no suelen durar más de un año.

La última oportunidad se le presento a Italia cuando llego Il Professore, Romano Prodi, al Gobierno italiano, merced a una pírrica victoria ante Berlusconi. La coalición del Olivo venció pero gracias a los cambios en el sistema político para favorecer a Berlusconi, hicieron imposible la tarea al gobierno, en su repetido intento de cambiar al país y así al poco tiempo cayó el Gobierno.

Con nuevas elecciones y sin un horizonte claro, la izquierda se fragmento, Berlusconi gano con gran diferencia, la auténtica izquierda se autofagocitó y quedo como oposición una rara coalición que se ha sumido en sus propias preocupaciones mientras sus votantes se desengachaban definitivamente de la política, entre un Gobierno que les avergüenza y una oposición demasiado ocupada en sus propios problemas como para ocuparse de los italianos.

Berlusconi, curiosamente llamado Il Cavalière, ha hecho lo que hizo en sus anteriores oportunidades, es decir, lo que le ha dado la gana. Leyes que le favorecían, perseguir a una familia para imponerle sus propias decisiones y liderar el Gobierno junto a los fascistas, herederos de Mussolini (como si Merkel gobernará con los neo nazis o Sarkozy con LePen).

Todo esto, en un país dónde en el sur la basura se esconde debajo de la tierra (al más puro estilo Homer Simpson), estropeando la imagen internacional de la Mozzarella, los inmigrantes son perseguidos y los valores impuestos por la rancia y populista derecha.

Todo esto, aderezado con las increíbles ocurrencias de "Il Cavalière", que se multiplican en los últimos días: dejar plantada a Merkel esperando media hora a que termine de hablar por teléfono y sus declaraciones en el terremoto seguidas de sus fantochadas populistas:

-Iros de vacaciones, ya reconstruimos nosotros (a las familias que han perdido sus casas, pertenencias y familias)

-Que se lo tomen como si fuera un cámping (refugiados en muy improvisadas tiendas de campaña sin los servicios mínimos)

-Y mi preferida, cuando le llamo Obama "el bronceado" para darle las condolencias "si de verdad lo siente ayude a reconstruir la Iglesia de L'Aquila" ¿Es o no es para matarle?

Todo esto hace la pizza que forma la Italia actual, el país de la bota, al que su Presidente no le llega ni a la altura del tacón.