lunes, 3 de noviembre de 2014

El sorpasso de Podemos




Desde que Mariano Rajoy gano las elecciones, tenia el convencimiento interior de que un gobierno del PP presidido por Rajoy, que los españoles se convencerían no solo de que era una mala opción, sino que era la peor de todas yé que antes o después, la intencion de voto caería espectacularmente y sería superado en las encuestas. No solo sabía que no sacaría a España de la crisis, sino que haría retroceder la llegada de la recuperación, y eso solo en materia ecónomica.

Primero, mi esperanza fue que su incapacidad y el rodearse del Gobierno de los peores, harían bajar espectacularmente su valoración. Y así fue durante el fatídico año 2012, que aunque durante los primeros meses inexplicablemente aguanto el tiron electoral, tuvo dos grandes caídas gracias a su estrategia de “recortes viernes si, viernes también”, en una estrategia que parecía diseñada para joder el fin de semana (o para que no se enterase la gente que salía en estampida todo el fin de semana, algo bastante dudoso), primero en abril, del 45 al entorno del 38%, y después en el verano, para bajar hasta poco más del 30%, frontera de la que ya no se despegaría.

Dada esta situación, y la práctica habitual, por la que el PSOE recogía los votos de los desencantados con el PP, era de esperar que a poco que mejorase su resultado, el peor desde la Transición, el PSOE superaría al Partido Popular, lo que obligaría a Rajoy y sus acólitos a aligerar su estrategia de aplastar a la sociedad, a los parados, a los necesitados, a las clases medias, a los funcionarios, etc. No, el Partido Socialista apenas conseguía acercarse a su resultado electoral y mucho menos al PP. Por más que siguiera el sondeo de Metroscopia, el CIS y muchos otros y lo esperará, el PP se mantenía firme como fuerza más votada.

Sin embargo, la noticia positiva de esta situación, es que se rompia el bipartidismo, de PP/PSOE y surgían nuevas fuerzas. Fue la oportunidad de los partidos pequeños y parecia que Izquierda Unida podía ser la alternativa. Cada vez IU se acercaba un poco más al PSOE y el PP no le quedaba tan lejos y hasta parecía alcanzable. Durante el año 2013 se veia como una posibilidad remota, sí, pero hasta entonces impensable, el “sorpasso” de IU al PSOE, algo históricamente soñado por la federación de izquierdas. La esperanza radicaba en que una vez superado el PSOE, gran parte de su voto, el voto útil que iba al PSOE por tener más opciones, iría a IU, una oposición verdaderamente fuerte y una nueva esperanza para los desclasados de la crisis.

Pero, sin embargo, fueron pasando los meses e Izquierda Unida se topó con su techo de cristal, en un 15-16%, pese a que el PP seguía bajando y el PSOE también incluso más. Quedó demostrado la incapacidad de los de Cayo Lara de avanzar aún más, que había mucha gente que aún coincidiendo punto por punto con su programa, no les votaría nunca y muchos lo veían como el enemigo y aun algunos mas como parte del problema y no de la solucion. Y mientras el PSOE ni siquiera alcanzaba al PP por más que se desgastase, eran como el Coyote y el Correcaminos, nunca le alcanzaba aunque siempre estaba cerca ya fuese por un escandalo de corrupción, mas desafección al bipartidismo o por unas encuestas con una cocina digna del “Bulli”.


Parecia que daba igual, pasara lo que pasara, el PP ganaría las elecciones, obtendría un resultado pírrico pero suficiente para mantenerse como fuerza más votada y Rajoy ganar de nuevo, fuera como fuese.

Y, de repente… Podemos

Sin embargo, había un oponente con el que el PP no contaba. Un pequeño grupo, fraguado en el lugar más inesperado y a la vez el más lógico: una asociación en una universidad pública en la facultad de ciencias políticas, formado por politólogos, sociólogos, gente comprometida con el cambio, que no tenían una expresión para luchar contra lo que para ellos era un sistema injusto.

Sorprendentemente, se constituyeron como un partido político, pero no uno al uso, ni uno más. Querían ser diferentes. Algunos les acusaban de querer dinamitar a Izquierda Unida en su momento de mayor proyección social, de dividir a la izquierda, como muchos otros… Pero, pese a todo, se presentaron a las elecciones con una cara conocida para algunos, desconocida para la mayoría: Pablo Iglesias, salido de la universidad y que tenía un programa en una televisión del barrio de Vallecas y en otra extremadamente minoritaria de la televisión por cable.

Había más partidos como el suyo que se presentaron a las elecciones europeas: el Partido X, Movimiento Red, Equo… Los venció a todos, y dónde se suponía división y resultados pírricos, sorprendieron a todos con un 8%. Pero no se conformaron, porque nunca lo hacían, no con las migajas, lo querían todo…

Así, consiguieron cada vez el apoyo de más gente, subían y subían en las encuestas y llegaban a ser tercera fuerza. Muchos creían que no pasarían de allí, pero fueron más allá. De repente, se convirtieron en la ilusión de muchos. Se enfrentaron al poder y el poder los insulto, trato de humillarles, de ridiculizarles. Nada sirvió, la voz de la calle y la voz del hartazgo se juntaban en un mismo grito.

Y fueron más allá, se organizaron con la vista puesta en la victoria y con una mezcla de audacia y la ayuda inestimable del partido del Gobierno y, por que no decirlo, del principal partido de la oposición, llegaron más lejos. En las últimas semanas, su progresión era imparable, pero la catastrófica gestión de la crisis del ébola y sobre todo el caso de las tarjetas hicieron lo que nadie podía esperar.

Las tarjetas se convirtieron en el paso del rubicón para Podemos. La expresión de “casta” cobró todo su significado en un caso de flagrante robo en el que estaban implicados todo el régimen surgido de la Transicion: políticos del PP, PSOE e IU, banqueros, sindicalistas, la patronal e incluso la casa del Rey.

Ayer, Podemos se convirtió según la encuesta de Metroscopia en el primer partido en intención de voto.
Nada esta decidido, pero ahora todas las piezas están en el tablero. La partida ha comenzado.

P.D. Sólo ha pasado un día de la primera encuesta en que pierden, y ya cuestionan a Rajoy en el PP.