jueves, 24 de septiembre de 2009

La subida de impuestos

Últimamente se ha discutido mucho sobre la necesidad de una subida de impuestos y sobre sus consecuencias, cuál será su importe final, su oportunidad y sobre todo que impuestos se deben subir.

Vaya por delante, que considero una mala medida ir pregonando subidas de impuestos en una situación de crisis, puesto que no contribuye a afianzar una leve recuperación del consumo.

El gobierno ha afirmado que el peso del aumento de la tributación debe recaer en mayor medida en las rentas más altas. Si bien esto debe ser así para dar mayor progresividad y justicia social, no es bueno enfatizar demasiado este aspecto no vaya a tener el efecto de retrasar la inversión del empresariado en este país y provocar una acelerada fuga de capitales (ya saben que los ricos se ponen la venda antes de la herida).

Pues bien, para dotar de una mayor progresividad al sistema impositivo y fiscal español, manteniendo las ventajas competitivas frente a los socios europeos es recomendable una leve subida de los impuestos y sobre todo acompasada en el tiempo.

Huelga decir que el Gobierno ha actuado de manera un tanto llamativa puesto que se pueden subir los impuestos de forma moderada sin generar tanta preocupación. Pese a ello, en una situación de inflación casi 0, medidas como la no deflactación de la tarifa (excesivamente usada en las últimas fechas) hacen necesario otras medidas complementarias para aumentar la recaudación. Por otro lado, no esta demás un ejercicio de franqueza como el actual

Estas son mis recomendaciones por impuestos:

IRPF

-Tipo general: no es recomendable introducir un tipo máximo ya que el que hay es muy similar a la media comunitaria y ya están suficientemente penalizadas las rentas del trabajo.

-Rentas del capital: el Gobierno debería ser menos timorato y aumentar las rentas de capital, ya que afectan en especial a las rentas más altas y el efecto en las clases medias es casi nulo en la mayoría de los casos. Proponga una subida de un punto más del que se plantea, del 18 al 21% para un ligero aumento de la recaudación. Reportaría casi 500 millones extras.

-400 Euros: la medida fue tomada inicialmente por la subida del precio de los alimentos, una inflación desbocada y, sobre todo, la subida de las cuotas hipotecarias consecuencia del Euribor. Así pues, dado que la inflación es negativa, los precios de los alimentos están bajando y la revisión de las hipotecas harán que la subida haya desaparecido enteramente para el año que viene es el momento de suprimir el impuesto. Unos 4.500 millones más.

-Cheque bebé: el cheque bebé, destinado a estimular la natalidad, cumple una importante función social al dar efectivo en el momento en que es más necesario, al principio de la vida del bebé por los gastos generados por el nacimiento. Este cheque se podría eliminar para las rentas más altas, pero debido a su escaso impacto y la complejidad, no es recomendable su modificación.

-Deducción por vivienda habitual: esta deducción debe ser eliminada o restringida, pero como ya está anunciado para 2011 no tendría mucho sentido eliminarla ahora, sino esperar a la fecha anunciada.

-Tributación especial: la tributación especial a la que se acogen altos directos, profesionales y futbolistas extranjeros es significativamente inferior a la declaración media. No tiene sentido equipararla al resto de los trabajadores puesto que nos colocaríamos en una situación de desventaja competitiva frente a otros países y la recaudación es muy baja. Pero si se puede subir ligeramente si perder la ventaja competitiva, pasando de un 24 a un 27% sin efectos especialmente graves.

IVA

-Tipo superreducido (4%): el Gobierno hace bien manteniendo el tipo para los productos básicos.

-Tipo reducido (7%): pienso que debería mantenerse, aunque en caso de necesidad, podría aumentarse al 7’5% o al 8%, dado que aumentos mayores podrían estimular el fraude.

-Tipo normal (16%): he aquí la piedra de toque, el quid de la cuestión. Es dónde se conseguiría una recaudación mayor, dónde hay más margen de subida dado nuestro diferencial con la UE, dónde la Unión Europea reclama mayor subida y dónde podríamos mejorar nuestra competitividad internacional al encarecer las importaciones y relativamente abaratar las exportaciones. Además es una ocasión ideal puesto que difícilmente se producirá otra situación parecida de estabilidad de los precios y de bajo riesgo de provocar una inflación desbocada. Pero pese a ello, persisten los riesgos de volver a la inflación, perder el diferencial positivo con nuestros socios comunitarios, así como una restricción adicional del consumo en un momento de crisis y aumento del fraude, tan común en este impuesto. Un aumento de dos puntos lo mantendría por debajo de la media de la UE y además tendría un efecto beneficioso no tenido en cuenta por el Gobierno: conseguiría que se saliese de la recesión en el último trimestre del año, debido al incremento de compras y facturas a final de año, aunque llevaría a una mayor caída en el primer trimestre del próximo año, adelantando la recaudación. Finalmente, el problema es que el IVA es un impuesto regresivo, es decir, afecta más a las rentas más bajas por su mayor propensión al consumo. Si el Gobierno se decide, propondría una eventual subida del impuesto del 1%, pasando del 16 al 17%, este año, con lo que se conseguirían 3.000 millones extras para enjugar el déficit y, esperar la evolución para decidir si sumar otro punto el año que viene, que también se espera de inflación baja.

De todas formas yo no tocaría el impuesto, máxime que teniendo en cuenta que la subida puede afectar al tipo reducido y al general, la mayoría de la recaudación se obtendría del IVA y de los 400 Euros lo que supondría que el mayor coste lo aportasen las clases medias, contraviniendo la promesa del Ejecutivo.

Impuestos especiales

-Tabaco y alcohol: estos son impuestos que está generalmente aceptado que suban de vez en cuando, cada 2 o 3 años generalmente, pero debido a que la subida es demasiado reciente, sería más conveniente esperar un poco, quizás otro año. Además es impuesto por lo general de carácter regresivo.

-Hidrocarburos: el impuesto sobre la gasolina o los carburantes no debería llevarse a cabo puesto que se ha subido recientemente y sumado al hecho de que los precios del combustible han vuelto a subir, restaría de nuevo renta a las familias y pondría en una situación crítica de nuevo al transporte por carretera que ante la reducción de los márgenes, de la actividad y nuevas subidas de los costes e impositivas podría llegar a una situación crítica.

Otros impuestos

El Gobierno puede también introducir mayor progresividad en el sistema fiscal a base de crear o recuperar nuevas figuras impositivas. Como por ejemplo:

-Impuesto a las grandes fortunas: sería una especie de recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio pero más focalizado. Si apareciese de nuevo para los que tienen propiedades de más de 500.000 Euros, que no pueden ser llamados clases medias, se recaudarían entre 1.000 y 1.500 millones extras y se daría un notable avance a la progresividad de los impuestos, puesto que recaerían menos en el trabajo y más sobre la propiedad.

-SICAV: las SICAV, concebidas para evitar la huida de capitales a paraísos fiscales, han demostrado gran eficacia en su propósito. Pese a ello y para conseguir una mayor progresividad del sistema fiscal, el Ejecutivo debería aumentar su tributación hasta el 2’5 o 3%.

-Impuestos ecológicos: se podrían poner nuevos impuestos a las empresas más contaminantes, que podrían deducirse con actividades de contenido ecológico lo que supondría estimular la “economía verde” y generar recursos adicionales para el Estado.

-Lucha contra el fraude: es primordial de dotar de más medios, recursos y personal a la Inspección de Hacienda y la lucha contra el fraude fiscal. Con una actuación decidida se podrían recaudar entre 2 y 3 mil millones de euros adicionales fácilmente. Y eso si que no tiene un coste político.

Pero lo más importante de todo, es que el Gobierno debe visualizar lo realmente importante: no es tanto el conseguir nuevos recursos para el presupuesto como asegurar la sostenibilidad del sistema público y el Estado español. Es más importante tener una hoja de ruta para conseguir los recursos necesarios, incluso posponiendo subidas de impuestos que subir todos a la vez, con lo que se corre el riesgo de entorpecer la recuperación.

Quizás con esto no se consigan los 15.000 millones pero ayuda a visualizar un horizonte en el que es posible acometer más reformas y lograr un equilibrio sostenido del Presupuesto público.