domingo, 24 de abril de 2011

Contentar a los mercados, ¿hasta cuándo?

Hoy me he encontrado con la noticia de que los fondos de especulación, digo de inversión, han vuelto a atacar la deuda griega, poniéndola en situación asfixiante. No les ha bastado conque el país vaya a rebajar el gasto en 23.000 millones de euros, que reduzca un 10% los funcionarios cada año, que vaya a privatizar y vender su patrimonio. Ni siquiera que haya hecho unos recortes tan amplios que ha puesto a la juventud en la calle a protestar, incluso violentamente.

Ni siquiera, que la población haya apoyado al Gobierno y le haya dado la mayoría absoluta al PASOK. Ni que el PASOK se comprometa fehacientemente a hacer todos los recortes que sean necesarios para salvar al país.

Nada de eso es suficiente. Para los especuladores, para "los mercados", nada es suficiente. Sólo se contentarán cuándo la derecha gobierne y cuándo los derechos sociales sean tan mínimos que ya ni siquiera merezca la pena luchar por ellos.

Todo esto, por unas declaraciones erróneas de Wolfgang Schäuble, diciendo que Grecia tenía que reestructurar su deuda. El mismo Wolfgang Schäuble que se ha equivocado sistemáticamente advirtiendo de que quizás alguien no pueda pagar la deuda, o tenga que ser rescatado, ya sea Grecia, Irlanda, Portugal o España, anuncios que han hecho subir el precio de la deuda y poner en tela de juicio su credibilidad y su solvencia. Curiosamente, casi todos están entre los pocos países que aún son gobernados por el centro-izquierda.

Y mientras, Goldman Sachs, que creó el engaño para ocultar déficit griego, y Deutsche Bank, con sus inestimables amigos Wolfgang, Angela y esos simpáticos chicos del BCE, siguen multiplicando beneficios, repartiendo dividendos y consiguiendo estratosféricos bonus para sus directivos.

Wolfgang Schäuble, para quién no lo sepa, es el ministro de Hacienda de Alemania. Obviamente, las declaraciones de un responsable económico de la locomotora europea deben ser tenidas en cuenta.

Pese a sus innumerables errores, Angela Merkel le ha mantenido. Una Angela Merkel, que con su tardanza en decidirse multiplico el coste del rescate a Grecia para asegurarse unas elecciones regionales que a la postre perdió. La misma Merkel, que ha impuesto su agenda para contentar a "los mercados" ante una Unión Europea de dirigentes mayoritariamente conservadores y un Parlamento Europeo escorado a la derecha, ha impuesto el vía crucis de las eufemísticas reformas para sacar a cualquier país de la crisis, reduciendo el déficit ante todo, sin importar las necesidades ni las características de cada país.

Y cuándo había que reducir el déficit, se negó la posibilidad de aumentar impuestos, porque afectaría al crecimiento. Cuándo se demostró que el recorte de derechos y prestaciones sociales afectaba más al crecimiento se dijo primero que no importaba. Así pues, cuando no hay reformas se recorta la calificación de la deuda y cuando las hay, se vuelve a recortar porque las medidas afectan al crecimiento. Pero subir impuestos no, que "no toca". Y una política keynesiana que estimule el crecimiento y la creación de empleo, ni hablar.

La solución, más "reformas", esto es, recortes, aunque no afecten al déficit como rebajar las indemnizaciones por despido o incluso lo perjudiquen, como las subvenciones al despido.

La realidad es que como no conseguimos controlar a los mercados, los mercados nos controlan a nosotros.

Pero el gran problema es que nunca será suficiente. Siempre habrá algún motivo para presionar a la deuda soberana, y cuándo no, ya aparecerá alguien con un comentario desafortunado.

Nuestros dirigentes se ven obligados a actuar con una pistola en la nuca en manos de "los mercados".

¿Qué más debemos perder? ¿Cuándo nos levantaremos a pedir nuestros derechos? ¿Cuánto tenemos que esperar para recuperar nuestra soberanía? ¿Cuánto tiempo seguiremos así?

¿Hasta cuándo?

lunes, 11 de abril de 2011

Una solución para el mundo del cine

Recientemente hemos conocido al nuevo presidente de la Academia de cine, Enrique González Macho. Por sus primeras declaraciones, creo que vuelve a alejar al mundo del cine del público en general y de los colectivos de internautas en particular, respecto al avance que supuso Álex de la Iglesia.

El mundo del cine debería, para empezar, dejar de mandar mensajes, a través de sus representantes "se os va a acabar lo gratis" o "vamos a acabar con la piratería". También debería de dejar de criminalizar a los usuarios de Internet e incluso enfrentarse a ellos e intentar como el anterior mantener canales de comunicación con el público (aunque sea internauta).

Pero sobre todo hay dos cosas que debería hacer:

-En primer lugar, dejar de culpar a la piratería de todos sus problemas. Si bien es cierto que la piratería ha podido dañar al cine, se concentran demasiado en ese problema para evitar ver otros. El cine español tiene una cuota de pantalla en los cines de en torno a un 15% y el porcentaje de películas españolas descargadas ilegalmente no llega al 5% sobre el total. Así pues, afecta pero menos que proporcionalmente que a las películas, esencialmente, norteamericanas. Además otros medios "tan innovadores" como la prensa, las revistas o la radio han resistido mejor la competencia gratuita de Internet.


-Y en segundo lugar, deberían rechazar el canon digital y medidas similares, debido a que parten de la premisa de que el usuario utilizará el soporte grabado (CD, DVD, Ordenador, etc.) esencialmente para la piratería. Esto no es bien visto por los ciudadanos al igual que actuaciones de exceso de celo por parte de la SGAE y sociedades similares en la búsqueda de sus ingresos (entrada ilegal en bodas, solicitud en casos de conciertos benéficos, petición de canon por emitir tv en hospitales, etc.). El cine y la Academia en general deberían evitar este tipo de prácticas excesivas y alejarse de la SGAE si no quieren acabar teniendo la misma mala fama. Igualmente debería rechazar que el canon lo cobrase la SGAE en vez de un organismo competente del Gobierno. Nada crea peor fama que un impuesto cobrado por una entidad privada, por muy buenos que sean sus fines.

El cine, aún tiene una oportunidad, de conectar con la sociedad si sigue el camino que empezó a marcar Álex de la Iglesia, dejar de ver Internet como un enemigo y verlo como un aliado, no el terreno dónde les roban las ideas, sino otro posible campo de negocio. Ver que Internet para el cine no es el futuro, es el presente. Para quitar argumentos a sus enemigos el cine debería:

1) Poner una opción para ver películas en Internet a un precio razonable, teniendo en cuenta que debe ser bastante más barata que la entrada de cine e incluso que alquiler en videoclub para aquellos que prefieran ver el cine en casa a la pantalla de cine.

2) Para los que protestan porque el excesivo precio de las entradas supone una barrera de acceso para la democratización de la cultura y que dicen que la cultura debería ser gratis, debería establecerse una opción para que personas de escasos recursos pudieran acceder a la cultura (cine, música o cualquiera de las otras artes) sin que fuera delito.

Y sobre todo buscar fórmulas y una solución negociada con ese colectivo llamado internautas, porque aún que sean muy críticos con la gestión de los derechos y la propiedad intelectual, si se implican tanto es porque realmente siguen teniendo interés por el cine. Los que se descargan películas igual que los que se descargan música tienen por lo general una media de interés por el cine mucho mayor que la media.

El cine debe renovarse, ya que actualmente esta centrado en un público muy juvenil, sobre todo teniendo en cuenta la altísima tasa de usuarios jóvenes que manejan Internet y canales alternativos al cine convencional, para extenderse a colectivos más amplios. Debe expandir su base social, aumentando la calidad de sus producciones y dirigiendolas a mayor variedad de públicos. Asimismo, debería negociar precios más bajos para las entradas sobre todo en una situación de crisis como la actual. Y buscar lo que guste al público de verdad, aquello por lo que estaría dispuesto a pagar una entrada aunque no sea forofo del cine. Y debería compatibilizar los canales tradicionales (la gran pantalla y videoclubs, esencialmente) con otros más cercanos a su público objetivo pero no tan rentables como Internet, como ya han hecho por ejemplo los periódicos o la radio. En definitiva, innovar. Y venderse mejor, contra la imagen de que el cine es caro, mostrar que una entrada vale lo mismo que, por ejemplo, una copa en un bar.

Y esto lo digo, como amante del cine y persona de esa minoría que aún va al cine con bastante frecuencia con el pack completo, entrada, refresco y palomitas.

Este es el reto para el mundo del cine y su gran desafío para el futuro.

Esperemos que esta película acabe bien.


miércoles, 6 de abril de 2011

Lecciones de Fukushima

He preferido dejar pasar un tiempo antes de opinar porque no me gusta opinar de los temas en caliente y porque no quería utilizar una catastrófe humanitaria para dar más relevancia a un tema que considero importante pero no por encima de las vidas humanas segadas por la tragedia.

Pero la realidad demuestra que el tema va para largo y la crisis nuclear va camino de ser más larga que la provocada por el tsunami.

De la catastrófe en Japón se pueden extraer diversas conclusiones. No se puede hacer ningún reproche a la respuesta al terremoto y al tsunami, dónde se ha demostrado una gran entereza, el seísmo era imprevisible por su magnitud y que el epicentro haya estado en el Pacífico en lugar del interior de Japón ha aumentado el problema pues se esperaba más un terremoto que un tsunami.

Pero el gran problema de consecuencias no naturales ha sido la catastrófe nuclear de Fukushima. En primer lugar, el error fue el lugar de ubicación de la central, no se puede ni se debe construir centrales en lugares con riesgo sísmico ni peligro de tsunami. Mucho más si se juntan las dos circunstancias. Japón ha cometido un error histórico fiando su modelo energético a las centrales nucleares y su ubicación en zonas dónde una catastrófe natural puede tener consecuencias desastrosas e incalculables. Y el riesgo era previsible.

Pero sobre todo, el problema ha sido la gestión de esas centrales. Se ha demostrado que la empresa propietaria de la central, TEPCO, ha sido negligente en materia de riesgos, contratando a gente sin experiencia ni conocimientos para las operaciones más arriesgadas de seguridad y mantenimiento, falsificando informes y omitiendo requisitos esenciales de seguridad. Aún hoy, intenta minimizar los gastos, como se ha visto en los llamados "héroes de Fukushima" que viven en condiciones infrahumanas, o tomando las soluciones más económicas para su empresa aún a riesgo de que los japoneses paguen una elevada factura en términos humanos y ambientales.

El Gobierno ha tenido la culpa también en estas dos situaciones: aceptó las centrales nucleares en terrenos con peligro sísmico y ha hecho oídos sordos a esta situación cuando ha tenido conocimiento de ello. Así que en mi opinión ha tenido una gran parte de culpa. Pero no echemos toda la culpa al Gobierno actual, que lleva poco más de un año en el poder, sino al del Partido Liberal, que llevaba más de 50 años en el poder y ha consentido y aprobado estas prácticas. El actual gobierno de izquierdas, sin anterior experiencia de gobierno, se ha encontrado con una situación heredada y una política de encubrimiento instalada en todos los ámbitos de la Administración, si bien es cierto que fue eligido para cambiar estas políticas.

Los responsables, o mejor dicho, los irresponsables, de TEPCO (y las empresas, algunas norteamericanas, responsables de su construcción y mantenimiento) deberían enfrentarse a responsabilidades penales por su actuación y los daños y el dolor que están causando a la sociedad japonesas. Debería juzgárseles por crímenes contra la humanidad y contra el medio ambiente. Y, sobre todo, deberían de quitarles el manejo de la situación que está siendo, cuándo menos, manifiestamente mejorable, cuando no, de incompetencia manifiesta.

Y, respecto al resto del mundo, nos aseguran que las centrales nucleares son seguras. Pero ¿lo sabemos realmente? ¿Cómo sabemos que las empresas cumplen sus compromisos? Dicen que están vigiladas por organismos como el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), la OIEA y organismos similares. Pero ¿cómo podemos estar seguros de que las empresas no han conseguido engañarles?

El problema es que la seguridad nuclear está en manos de empresas privadas.

Empresas privadas como algunas, las que se saltan los convenios a la torera, se trasladan a países dónde los salarios sean de miseria, contratan a trabajadores sin alta en la Seguridad Social, piden el despido libre y gratuito, se aprovechan de la crisis para despedir a gente y sobrecargar a los que se queden, miran mal que los trabajadores enfermen y se den de baja, no pagan las horas extras o estafan a sus trabajadores y clientes o como constructoras que reducen los costes de prevención de riesgos laborales para ser más productivas y aumentar los beneficios o piden el despido libre y gratuito. O puede que sean empresas que cumplen las leyes, los convenios y protegen a los trabajadores y al público en general de los riesgos a que se exponen.

Sinceramente, no se que tipo de empresas son, pero yo no estoy dispuesto a arriesgarme.

¿Y usted?

martes, 5 de abril de 2011

Jacob Barnett, una mente prodigiosa

Jacob Barnett, licenciado en Astrofísica, después de sus investigaciones, ha descubierto que la Teoría de la Relatividad tiene varios fallos y está construyendo una teoría alternativa. También está creando una nueva teoría que rebatiría el Big Bang. Este puede ser el hombre que cambié la física del futuro.

Pero eso no es lo más impresionante. Lo que es impresionante de verdad es que sólo tiene 12 años y a los 8 años ya finalizo la secundaria y entro en la Universidad. Obviamente, ya le han ofrecido un puesto para trabajar como investigador en su Universidad.

Y, sin embargo, a los dos años apenas sabía decir unas palabras y no sabía comunicarse. Y por entonces sus padres pensaron que podía tener un retraso. Finalmente, tenía síndrome de Asperger, un trastorno que dificulta las relaciones sociales, pero que no le ha impedido ser un genio, es más lo ha potenciado.

Por cierto, ¿de dónde dirían qué es?

Lo han acertado, de Estados Unidos.

La realidad es que pese a tener un sistema educativo en muchos ámbitos bastante deficiente, la realidad es que tiene una capacidad increíble para saber valorar la genialidad y desarrollar sus potencialidades. Son estos genios los que pueden cambiar el mundo a un lugar mejor.

Lo que yo me pregunto es si de haber nacido en España, hubiese podido desarrollar todo ese talento con la edad que tiene y acceder y darnos todo ese conocimiento, o como hubiera reaccionado el sistema.

La gran pregunta es ¿nuestro sistema educativo está preparado para identificar y potenciar de forma adecuadas a personas como Jacob, Jake Barnett?

domingo, 3 de abril de 2011

Zapatero: una presidencia con luces y sombras

El anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de no volver a presentarse a las elecciones nos lleva a una reflexión sobre que ha sido su mandato.

Empecemos por el principio. Zapatero, aún no ZP, empezó dando la sorpresa consiguiendo liderar contra todo pronóstico el partido socialista en un momento en que andaba hundido. Tras su sorprendente victoria prometió un cambio tranquilo y contra todo pronóstico eso y su estrategia de pactos y su proverbial talante (se le considera reiventor del término) dieron resultados y se consolido como líder de la oposición.

Así llegaron las ilusiones y con su manera de hacer política consiguió numerosos apoyos. Sin embargo, la victoria parecía lejana. Yo me reconozco como uno de los pocos que creían en su victoria. Pero llegó el 11-M y todo lo cambió. La burda manipulación del PP otorgándole la autoría de los atentados a ETA, sumiéndonos en el descrédito internacional (llegando a censurar a Bush), mintiendo a los españoles y, sobre todo, deshonrando la memoria de las víctimas al plantear el dejar libres a los verdaderos autores de la matanza, le condeno al PP irremediablemente a la derrota y dio la victoria a Zapatero.

Que hubiera pasado sin el atentado, eso nunca lo sabremos.

El gobierno de Zapatero empezó bien, con la retirada de las tropas de Irak, la subida del salario mínimo y la Ley contra la Violencia de Género. Era un inicio muy prometedor. Junto a eso, el avance en derechos sociales (especialmente para mujeres y lgtb) y los mítines de Rodiezmo dónde anunciaba sus medidas más sociales le hicieron popular entre la izquierda.

Con la tregua de ETA demostró valentía y se jugó parte de su capital político en buscar la paz, que se dinamito por la intransigencia de la rama más radical (si es que no lo es toda) de ETA y el boicot del PP, pero sobre todo por los atentados de la T-4. Después, el acoso a la banda, a sus estructuras (en gran parte gracias al juez Garzón), la eficacia policial, la ha llevado a una situación de extrema debilidad, de la que el alto el fuego es su consecuencia más visible.

Uno de sus puntos débiles ha sido no haber podido con los poderes fácticos como se ha demostrado en sus apuestas que han quedado muy descafeinadas como la Memoria Histórica, dónde no pudo con la ultraderecha, o sus relaciones con la Iglesia.

Algunos errores que se quedaron a medias, aunque con el tiempo se han subsanado, han sido la Ley Antitabaco primero a medias y luego completada, y la IVE, finalmente regulada tras muchas dudas.

Aunque el gran logro de esta presidencia ha sido la Ley de Dependencia, una ley necesaria para ayudar a quiénes más lo necesitan. Y el mayor acierto, el carnet por puntos, que ha salvado miles de vidas y ha hecho de las carreteras un lugar más seguro.

En la política económica se ha ido a remolque de los ciclos, en la primera legislatura muy bien hasta que comenzaron los problemas. Zapatero y su gobierno no supieron ver la crisis que se venía encima y, no, no es disculpa que (casi) nadie la viera. Y cuándo llego, primero espero que pasase rápido, después tomo medidas para contrarrestar sus efectos, lo cuál fue positivo y finalmente dicto el mayor recorte de la historia de España.

Ahí, Zapatero, ese fatídico 22 de mayo, renunció a su programa electoral y cogió uno, sino impuesto, si que lo parecía, y se quemó a lo bonzo para salvar a España. No sabemos si sin los ajustes España hubiera sido rescatada o intervenida, pero erró al cargar la gran mayoría de los ajustes sobre las clases trabajadoras.

No se enfrentó al gran capital, subió impuestos indirectos, cuándo debía haber subido impuestos a las grandes fortunas y los bancos que constriñeron la economía salieron de rositas. La subida del paro fue efecto de la explosión de la burbuja que Zapatero no supo frenar, de unos empresarios que aprovecharon "la crisis" para recortar plantilla y explotar más a sus trabajadores y de unos bancos que cambiaron las reglas del juego sobre la marcha, junto a una caída de la demanda por todos estos factores.

Zapatero tuvo tres grandes errores, el no anticipar la crisis, ni cuándo se veía venir claramente, el cargar las tintas del recorte sobre las clases medias, especialmente las que históricamente le habían apoyado, en vez de sobre el gran capital que produjo la crisis, como se debe esperar de un gobernante de izquierdas, y sus excesivas rectificaciones sobre la marcha que dan idea de que ni se tiene un plan claro y definido ni se sabe cuál es el camino a seguir.

Estos errores, convenientemente amplificados por la derecha mediática y política, han hecho que fuese imposible o casi, que Zapatero pudiese presentarse con unas mínimas expectativas de victoria, pasase lo que pasase de aquí a las elecciones.

Pero lo que más factura ha pasado sin duda, es que haya intentado una salida de la crisis al dictado de los mercados y no una salida por la izquierda o al dictado de sus electores.

En la crisis ha habido muchos culpables, pero la culpa del Gobierno o de Zapatero ha sido magnificada, especialmente viendo el grado de descentralización en España, que ha sido sobre todo de agentes privados que operan independientemente de la decisión del gobierno de turno y que en las regiones y ciudades dónde gobiernan otras opciones políticas la situación no es muy distinta. Pero este país siempre necesita a alguien para echarle la culpa y la verdad, Zapatero tampoco se lo ha puesto muy difícil.

En definitiva esta ha sido la presidencia, muy resumida del Gobierno Zapatero, una presidencia con luces y sombras.

Pero sin lugar a dudas, Zapatero será, para bien y para mal, para todos, un presidente inolvidable.