La revuelta social en el mundo árabe se extiende. Después de triunfar en Túnez y Egipto, ahora acecha a cada vez más países en los que las dictaduras eran sólidas y los gobiernos parecían inderrocables.
La última en llegar ha sido Libia, dónde Muammar al-Gaddafi presumía de tenerlo todo bajo control y ya ha habido manifestaciones en su contra al igual que muchos tiranos de la región. Pero también ha llegado a Bahrein, Argelina y especialmente Yemen junto con movimientos incipientes en Marruecos.
Todavía no sabemos como terminarán todas estas revueltas, cuantas tendrán éxito y si la revolución social de Túnez y Egipto llega a buen puerto. Pero de momento el hecho de que a todos los dictadores se les mueva la silla, que tiemblen y tengan miedo y puedan caer ya es una gran noticia para la libertad y la esperanza en el mundo.
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