Este domingo hay unas elecciones generales que pueden
cambiar definitivamente el panorama de este país, que pueden confirmar que el
bipartidismo sigue fuerte o que pueden provocar un vuelco definitivo en este
país. Estas elecciones no nos jugamos 4 años, nos jugamos el futuro. Aunque
puede parecer grandilocuente, es la realidad.
Nos jugamos que el 15-M tenga traslación en las urnas, el
mantener un Parlamento muy parecido al anterior, con un predominio del
bipartidismo y un rodillo bis o hacer un Congreso que se parezca un poco más al
país que quiere representar. Nos jugamos que la España oficial se parezca a la
España real, que los ciudadanos indefensos ante las eléctricas, telefónicas,
petroleras y bancos que imponen sus precios y condiciones tengan a alguien que
les defienda o que tenga a alguien que defienda a quienes crean empleo, aunque sea en condiciones indignas y sin
derechos. Nos jugamos el tener un país integrado y que luche por aquellos que
no tienen voz o el seguir teniendo barrios que no nos atrevemos a mirar o a
pasar. Nos jugamos el tener que seguir mirando para otro lado cuando nos piden
ayuda o que esa gente tenga derechos. Que los policías defiendan o persigan a
los ciudadanos. Que tengamos derechos o que estos sean considerados
privilegios.
No podemos esperar que la situación mejore con el Partido
Popular porque ya nos han demostrado su falta de sensibilidad con los problemas
de la gente. Su única política social es el empleo, aunque sea mal pagado, con
lo que derivan la responsabilidad hacia la gente pobre, a los deshauciados y a
los que no encuentran trabajo o no encuentran trabajo decente. Además, ya nos
han demostrado que es un partido gangrenado por la corrupción y el ecosistema
perfecto para aquel que quiera medrar en política, sin importarle la política.
De Ciudadanos, en principio parecía una opción viable, y
valoro mucho su defensa de España en Catalunya, sobre todo por aquellos que
como yo estamos hartos de que se nos ataque a extremeños, que por cierto, ¡¡¡no
tenemos AVE!!! ni lo vamos a tener por mucho que se quejen de nuestras
supuestas magníficas comunicaciones, y andaluces. Pero, sin embargo, veo que se
ha llenado de arribistas, de gente de UPyD que le gustaba más el cargo que las
ideas y de miembros del PP con más miedo a perder su tren de vida que sus
principios. Además sus propuestas trasladan la carga fiscal de los de arriba a
los de abajo. No olvidemos que financiarán el complemento salarial, es decir,
subvenciones a empresas, y la bajada del IRPF para los mayores contribuyentes
con subidas del IVA a los alimentos más básicos. No es la solución, sino otro
ataque a la clase media trabajadora.
Del PSOE poco que decir. Intentaron renovarse pero la
renovación ha sido mínima, las rectificaciones incompletas y los cambios casi
inapreciables. No es lo peor que le puede pasar a este país, pero tienen mucho
que demostrar y no queda claro cómo se van a comportar en adelante. Es el gran
interrogante.
Unidad Popular-Izquierda Unida ha conseguido cambiar muchas cosas
de su estructura, pero su renovación, como la del PSOE, llego demasiado tarde, el gobernar obedeciendo, el 15-M, todo
lo cogieron tarde. Tienen razón en criticar el adanismo del 15-M, ellos ya
estaban allí defendiendo a los trabajadores mucho antes, pero no supieron
adaptarse a los tiempos, aprovechar cuando la razón les asistía y no supieron
moverse como la situación pedía. Tenían demasiados intereses comprometidos y
tienen mucha gente dentro que se resiste
a adaptarse a los tiempos. Les ha faltado ambición, se han conformado mucho
tiempo con ser el Pepito Grillo del Congreso. Y si los Pepito Grillo son
imprescindibles, con un gobierno tan corrupto como el que tenemos, no se puede
conseguir mucho. Sin embargo, su voz en el Congreso sigue siendo imprescindible
y sería una gran pérdida para la democracia que no estuvieran.
Hablaré de UPyD, el antiguo partido de Rosa Díez. Tienen
razón cuando dicen que no se les hace caso, que no se les da voz, pero Andrés
Herzog tiene más razón cuando dice que se le omite que cuando habla. UPyD ha
sido un partido por un lado muy cerrado, pero a la vez al que han llegado montones
de gente que sólo querían un cargo, lo que se ha visto con la mo desbandada a
Ciudadanos. Ellos querían cambiar cosas, lo que no se sabe muy bien cuáles. Me
temo que nunca lo sabremos.
Y, por último, la que puede ser la gran sorpresa de estas
elecciones: Podemos. Mitad partido, mitad experimento de abajo-arriba. Han
conseguido muchas cosas en muy poco tiempo, que el bipartidismo deje de ser una
realidad, sacar a la agenda pública temas olvidados, de dar voz a la gente y a quienes no la tienen. Cierto es que han perdido muchas cosas por el
camino, el enfrentamiento con los grandes poderes, el lenguaje revolucionario,
el proceso constituyente, pero la realidad es que están más cerca que nunca de
conseguir su objetivo. Y que lo verdaderamente importante no es la radicalidad
de sus propuestas, sino de los resultados. Podemos perdió mucho tiempo en su
viaje a ninguna parte de moderación y ambivalencia, pero en esta campaña está
lanzado y ha vuelto a ser la voz de mucha gente. Podemos es el único que sabemos que se enfrentará a los que se arrogan como dueños de España porque no tiene hipotecas. El que sabe que la austeridad expansiva es mentira y que los recortes entorpecen la recuperación y que tiene una idea clara para sacarnos de la crisis con un modelo económico más justo, más viable y más sostenible. Podemos es la gran esperanza
de que la honestidad llegue al Congreso y, por qué no, al Gobierno. Que los ciiudadanos
tengamos voz y no sólo las grandes empresas.
El 20-D nos jugamos que el Congreso se llene de gente
decente y los chorizos se queden en la puerta. Nos jugamos un Gobierno al
servicio del IBEX-35 o al servicio de los ciudadanos. La ocasión es demasiado
importante para dejarla escapar.
Así que espero que, por una vez, una marea de votos entierre
la corrupción y que los sobres más importantes sean los que se meten en la urna
y no los que vayan de manos de empresarios corruptos a políticos sinvergüenzas.