miércoles, 12 de agosto de 2009

El sorpasso extremeño o el fracaso del levante

En el reciente estudio de la EPA del segundo trimestre del año se ha producido un hecho muy significativo, que podríamos considerar como histórico, el sorpasso de la economía extremeña en porcentaje de paro, respecto a la Región de Murcia y, muy especialmente, a la Comunitat Valenciana.

Por primera vez, la economía extremeña basada en la agricultura, el sector agroindustrial y, sobre todo, el funcionariado, junto a los sectores básicos ha conseguido adelantar y conseguir un paro más bajo que las dinámicas y hasta hace poco, según el capitalismo, economías ejemplares.

La Región de Murcia, una economía en una zona casi desértica basada en un modelo económico de uso intensivo del agua, con la agricultura del regadío y los campos de golf por bandera y unas urbanizaciones y ciudades costeras, ha acabado estrellándose por el exceso de dependencia del sector inmobiliario y ha acabado con el sueño de progreso de los habitantes de la región y la “huerta murciana”.

En la Comunidad Valenciana han sido de hacer las cosas “a lo grande”, basándose durante los últimos años en un desarrollo urbanístico sin límites (urbanizable todo salvo zonas protegidas y ni eso), las macro urbanizaciones como Marina D’Or de constructores afines a la Generalitat y las megaconstrucciones, junto a la explotación intensiva y presión sobre la costa y la proliferación de eventos, especialmente deportivos, multitudinarios como la Copa América, el GP de Fórmula 1 y proyectos como la Ciudad de las Artes y las Ciencias en detrimento de un menor gasto en servicios sociales (sanidad, educación, etc).

Pues bien, estos sistemas, que durante la época de expansión y bonanza funcionaron muy bien, poniendo ejemplo de Murcia como región que se había desarrollado desde un sistema muy básico de predominio de la agricultura y a Valencia, además de su tradición de grandes comerciantes e imagen de calidad, que se convirtió en uno de los referentes de la economía española, han demostrado ser un fracaso absoluto, en unas economías mantenidas artificialmente gracias a la burbuja y a la especulación, que les ha llevado a una tasa de paro superior al 20% y a una situación económica en crisis, que no ha resuelto ni el Plan E ni la llegada del verano.

La economía extremeña, basada en el funcionariado, los servicios públicos y la agricultura junto al sector agroindustrial ha conseguido mantener mejor el tipo gracias a una estructura económica de perfil más bajo, pero mucho más estable, con un nivel de precios inferior y una excelente respuesta a cualquier plan de estímulo como bien lo ha mostrado el Plan E.

La economía del levante basada en sus maletines, los trajes a medida, los bolsos de firma, las tías guarrindongas y la pastuqui ha resultado ser un artificio y un engañabobos que ha mantenido unas ilusiones de crecimiento irreal destruyendo gran parte del territorio y el ecosistema para la edificación sin límites para, al final, tener unas tasas de paro entre las mayores de España, unos servicios públicos desastrosos y una cantidad enorme de pisos y urbanizaciones invendibles dónde antes había riqueza natural.

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