lunes, 14 de febrero de 2011

El pueblo egipcio vence a Moubarak

El pueblo egipcio, con una resistencia numantina en la plaza Tahrir, ha conseguido lo que parecía imposible: derrocar al tirano, al faraón Hosni Moubarak. El ejemplo del tesón y la fuerza, que ha superado todas las dificultades para lograr un objetivo común: la lucha por la libertad. Gente de todas las creencias y clases se han unido, musulmanes y cristianos, obreros y clases medias y altas, hombres y mujeres todos luchando en la plaza Tahrir y en todo el país por la caída del despota que había expoliado a Egipto durante años.

El pueblo egipcio ha derrocado al tirano de una forma ejemplar: sin recurrir a la violencia, solo con su esfuerzo, no dejando que los saqueadores se apoderarán del país y luchando sólo por y para la libertad. Los egipcios se merecen la libertad soñada y añorada. La plaza Tahrir, que significa Liberación, ha hecho honor a su nombre.

Egipto ha ganado la primera batalla pero no la guerra contra el despotismo. La lucha deberá continuar y nadie sabe que deparará el futuro, pero hoy la palabra esperanza resuena en el corazón de los egipcios y de todos aquellos que se alegran por su esfuerzo.

Aprovecho para suscribir las palabras de Obama, "los egipcios han cambiado a su país y al hacerlo han cambiado el mundo". Se han rebelado contra un régimen que se apropiaba de todos los recursos del país, turismo, la inmensa belleza de la civilización egipcia, sus playas paradisíacas y el Canal de Suez, entre otros muchos, activos que podían enriquecer al país, pero que eran hurtados al pueblo por el Gobierno.

Han demostrado, al igual que hicieran los tunecinos que de nada sirve la prosperidad de un país, los resultados macroeconómicos excelentes, si los beneficios no llegan a la población y se reparten entre un líder y su familia o una casta elitista. Esto debe ser un "aviso a navegantes" que deberían tener en cuenta todos los líderes de todos los países del mundo.

¡Viva Egipto libre!

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