viernes, 10 de diciembre de 2010

Los des-controladores aéreos

La huelga de los controladores aéreos del pasado puente causó un caos en todos los aeropuertos y en el espacio aéreo español de proporciones inauditas. Conste que defiendo el derecho a huelga de todos los trabajadores, pero en esta ocasión me pareció una situación desproporcionada e injusta por los siguientes motivos:

1.-Los controladores tienen una posición privilegiada dentro del sistema conseguido a base de presiones extremas.

2.-Su modo de convocar la huelga, el de una "aristocracia obrera" que opta por darse de baja simultaneamente, supone una diferencia con los trabajadores de base que para ponerse en huelga, tiene que renunciar a cobrar mientras dure la huelga.

3.-La convocatoria ha sido en el puente más largo del año, junto a la huelga de Semana Santa y la de Agosto, hace que siempre se concentre en las únicas fechas que muchos trabajadores tienen para disfrutar de sus vacaciones, en vez de optar por otras fechas que perjudicasen menos al ciudadano de a pie y más a los ejecutivos y los viajeros de negocios.

4.-Sus condiciones pretendidas sabían que eran inasumibles y no bajarse del programa de máximos, supone un chantaje inaceptable el querer volver a cobrar más de 1.000 euros al día y que no se les aplique el mismo recorte que a todos los empleados públicos es sumamente injusto.

5.-El hecho de que no hicieran huelga el día de la huelga general y que hagan la guerra por su cuenta siempre creyendose mejores que el resto es muy insolidario.

6.-El momento de la convocatoria, con un país en crisis y con una situación económica y social débil, hace perder la necesaria confianza en la economía española y nos perjudica a todos.

Por todos estos motivos y el bloqueo del espacio aéreo español esta justificada la reacción del Gobierno y la actitud de los controladores han hecho que pierdan su apoyo entre la población y que vayan a conseguir pocos apoyos cuando luchen contra la privatización del sector de la gestión aeroportuaria.

Este conflicto, de un colectivo que se ha vuelto cada vez más imprescindible por la escasez, ha mejorado, sobre todo, debido a que en el conflicto de 1999, el sindicato de controladores obtuvo una claudicación del por entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos: consiguieron tener en sus manos las políticas referentes al personal, su reclutamiento, su instrucción, su habilitación, la organización del trabajo, el régimen laboral, los turnos, las vacaciones, las libranzas o el modo de computar las horas extraordinarias.

Todo esto llevo a una situación de enquistamiento del conflicto debido a que usaron su poder para amplificar la escasez y crear una red, sino una mafia, para un acceso cerrado y dónde el sindicato USCA se hizo dueño y señor aprovechando para multiplicar sus privilegios a base de aumentar la escasez. Por eso, son corresponsables de la falta de controladores.

Lo que urge después de la crisis, es el control estricto de los controladores, su utilización fraudulenta de las bajas laborales, que por extensión mancha al personal médico que las autoriza, la normalización de sus condiciones laborales y sobre todo un acceso libre y transparente al ejercicio de su función, al convocarse oposiciones libres en las que no sea necesario el desembolso de una cantidad enorme de dinero o los lazos familiares o de amistad con los dueños del sindicato.

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