martes, 5 de junio de 2007

Retos de futuro

Las pasadas elecciones proclamaron un claro y único vencedor en Extremadura, Guillermo Fernández Vara, o como el prefiere que le llamen, Guillermo.

Las urnas hablaron, y lo hicieron para confiar masivamente en Guillermo Fernández Vara y con un amplio respaldo social. Ha obtenido un amplio respaldo social, y tiene de su parte, en la actualidad, el apoyo del empresariado, las clases obreras, los sindicatos, la patronal, los pequeños agricultores y el medio rural, e incluso, las clases medias urbanas. Ha subido dos diputados y goza de una amplia mayoría en la Asamblea, y su partido gobernará en la mayoría de las localidades importantes de la región.

Quizás sea porque Guillermo se ha pateado toda Extremadura y le han conocido personalmente mucha gente, no como a Floriano dónde apenas nadie le ha visto fuera de los mitines, en los que ni siquiera hablaba de Extremadura, y en menor medida a Casco, que también se le ha visto poco pero desde luego más que a Floriano. En parte también porque durante la campaña ha parecido que era el único con ganas de ser presidente.

Pero esta amplia mayoría no debe de hacer pensar que todo el mundo este feliz y contento y Extremadura vaya bien. No, es un voto de confianza, pero no un cheque en blanco. Hay muchas cosas que funcionan mal en esta región, y deben cambiarse. No hay que quedarse en el conformismo, sino regenerar la región.

Muchas son las tareas que quedan pendientes y aquí van algunas de ellas.

El paro, digan lo que digan, es terriblemente alto y se ha estancado en un 17%, más propio de países del Este y del Tercer Mundo, que de una región moderna y desarrollada. Desengañemonos, debemos olvidarnos del surrealismo de las teorías sobre nuevas tecnologías de Ibarra, y hacer una política seria de I+D, aunque a esto ya le dedicaré un artículo en próximas fechas.

Además, hay que crecer económicamente más que España, pero mucho más, para reducir las diferencias con el resto de España que últimamente se han mantenido bastante estables. Y no nos engañemos eso es malo para Extremadura. Cierto es que el modelo de crecimiento económico es el más equilibrado, con menos inflación y un comercio exterior positivo al contrario que el resto de España, pero debemos seguir creciendo en economía, empleo y productividad.

Hay que atacar también la calidad del empleo, baja, ilegal en muchas ocasiones, con salarios por debajo del mínimo o al mínimo legal y sin dar de alta a los trabajadores en muchas ocasiones, y con horarios infinitos, consecuencia de las pocas, poquísimas oportunidades de empelo en la región. Y lo digo yo que con una licenciatura, un master, dos idiomas, he estado buscando trabajo seis mese y ahora tengo un trabajo que cobro 650 euros y con un horario que no me da tiempo para nada.

Además, todo sistema que se perpetúa acaba corrompiendóse, y en la actualidad el clientelismo ha entrado en el sistema, y la entrada en la todopoderosa Junta depende más de las relaciones que de los méritos. Y eso es especialmente grave en una región dónde nada pasa sin que la Junta lo sepa. Es importantísimo limpiar este entramado de amiguismo y clientelismo y hacer que prevalezca el mérito, la cualificación y la capacitación sobre cualquier otra consideración.

Hay que combatir la pobreza, la marginación y la inseguridad que azota en los barrios de las grandes ciudades extremeñas, en especial, Mérida y Badajoz con independencia del color político que gobierne en estos municipios, y hacer una verdadera política de izquierdas. Es necesario, amigo Guillermo, promover el civismo porque en ello nos jugamos nuestro futuro y el de nuestras ciudades.

Y finalmente, si queremos que Extremadura salga adelante, debemos cambiar el modelo productivo de uno rentístico-subvencionista, modelo irreal e insostenible, dónde sólo importa si te dan subvención o no, por un modelo económico-productivo, dónde lo importante sean los beneficios y se decida si invertir o crear una empresa en función de la rentabilidad y el beneficio, como se hace en el resto del mundo. En esto, más que en nada, Extremadura se juega su futuro y dejar de ser una región pobre con miedo a perder subvenciones a una región desarrollada y competitiva,

Queda mucho por hacer, y no hay que ser como los dirigentes asentados del partido, que no aceptan las críticas. Hay que modificar el rumbo y hacer una nueva estrategia para una nueva época. Es el momento de Extremadura si lo sabemos aprovechar. Guillermo, has obtenido un inmenso respaldo de los ciudadanos, usalo para llevar el progreso a Extremadura o perderemos el último tren. Como ya le dijo el pueblo español a cierto Presidente del Gobierno: ¡No nos falles! Es todo lo que esperamos de ti.

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